Resumen
Impregnado de intuiciones y vivencias, el poeta guatemalteco Gustavo González Villanueva, prevalido de formación intelectual y sabiduría, así como de contactos fecundos con la energía telúrica y la realidad antropológica de su pueblo, supo amasar las experiencias que nutrieron su creación poética en cuya obra aflora una humanización de la naturaleza, atribuyéndole una angustia metafísica a las cosas al saber que han de perecer en virtud de su condición fugaz y pasajera. Sin embargo, en razón de su alta vocación espiritual y su sensibilidad estética, a la condición transitoria de lo viviente, oponía la presencia de la luz, índice simbólico de la esperanza redentora. Embriagado por los efluvios de la Creación, que valoraba como la obra de la Divinidad, asume los datos sensibles y suprasensibles del Cosmos cuya lírica despliega el vínculo con lo divino mismo, claro indicio de su vocación trascendente que dio fundamento a su creación. Visionario del sentido subyacente en fenómenos y cosas, el poeta desplaza en la tarde el anhelo de quien vive a la espera de la voz de lo Alto, una manera estética, mística y simbólica de aludir a la Presencia de la Energía Espiritual del Universo, que el poeta guatemalteco, en íntima convicción de su fe católica y su don sacerdotal, canalizaba poéticamente dando cauce y sentido al susurro sutil de lo divino.
Palabras clave
Gustavo González Villanueva; Humanización de la Naturaleza; Vocación Espiritual; Sensibilidad Estética