¿Quién es Betty? Entre la fea y la ugly

Rodríguez Barradas, I. (2009). ¿Quién es Betty? Entre la fea y la ugly. Anuario Electrónico de Estudios en Comunicación Social "Disertaciones", 2 (2), Artículo 8. Disponible en la siguiente dirección electrónica: http://erevistas.saber.ula.ve/index.php/Disertaciones/

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¿Quién es Betty? Entre la fea y la ugly

WHO’S BETTY? BETWEEN THE FEA AND THE UGLY

* Rodríguez Barradas, Isabel, Profesora de la Universidad de Simón Bolívar - Venezuela.

 

Indice

 

  • RESUMEN

¿Qué hace que una telenovela con una temática como la que presenta Betty, la fea haya calado en gustos tan disímiles al colombiano y latinoamericano seguidores del género? La telenovela es un género que tuvo su origen y se ha cultivado, principalmente, de este lado del mundo. Betty, la fea, cumple con los elementos arquetípicos que identifican a quien la ve con lo que está viendo. Lo que hace a esta historia especialmente atractiva es la forma cómo está profundamente atrincherada en el mito del amor romántico aun cuando su energía representacional está canalizada en las tensas negociaciones morales, económicas y emocionales que complican los rituales del cortejo. No se dice aquí que la vida sea idílica, tranquila, armónica, siempre gratificante, se trata de un discurso que propone una reflexión sobre la inversión de los modelos arquetípicos de la novela en América Latina.

Palabras clave: Telenovelas, Betty la Fea, Arquetipos, Televisión.

Recibido: 17 de junio de 2009
Aceptado: 10 de septiembre de 2009

 

  • ABSTRACT

Why a soap opera with an argument like Betty, la fea is a big hit into so dissimilar tastes like the Colombian and Latin-American followers of the genre? The soap opera is a genre that had its origin, principally, of this side of the world. Betty, the ugly one, has the archetypal elements that identify whom it sees with what it sees. The most attractive of this history is the form how it is deeply entrenched in the myth of the romantic love even if its energy is canalized in the tense moral, economic and emotional negotiations that complicate the rituals of the courtship. It is not said here that the life should be idyllic, calm, harmonic, and always happy; this soap opera proposes a reflection on the investment of the archetypal models of the novel in Latin America.

Key words: Soap Operas, Ugly Betty, Archetypal elements, Television.

Submission date: June 17th 2009
Acceptance date: September 10th 2009

 

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1. Introducción

El año 1999 la cadena de televisión colombiana RCN lanza una telenovela que impactaría, no sólo al público colombiano y latinoamericano, consumidores ávidos del género, sino también en otros países.  Fue transmitida con ratings extraordinarios en India, Lituania, Indonesia, Polonia, Bulgaria Rumania, Malasia, Hungría, República Checa, España, Italia, Suiza, Turquía, Filipinas, China y Japón.  En cada uno resultó un acontecimiento televisivo. 

De la versión original se pasó luego a las adaptaciones.  En México, Televisa realizó una versión que fue igualmente exitosa y que se retransmitió por el también mexicano canal de cable CEST, Canal de las estrellas.  Pero se ha versionado, con similar éxito en Israel, Alemania, Rusia, India, Grecia, España, Países Bajos, Croacia, China, Vietnam, y la más reciente, de la cadena ABC que a su vez se transmite en diversos países angloparlantes y por el canal de cable Sony Entertainment, a toda Latinoamérica.

No sabemos si Fernando Gaitán imaginaría el éxito que iba a tener su creación ni la respuesta masiva que obtendría, pero su nombre ha resultado un hito en lo que a telenovelas se refiere.

Sin embargo, no fue Betty, la fea, la primera telenovela en tener éxito en fronteras distintas a la nuestra –aunque el suyo haya resultado extraordinario.

La telenovela latinoamericana se ha convertido en un producto expuesto no sólo a más de 400 millones de televidentes de Centro y Suramérica, sino también a un mercado mundial, mucho más vasto que abarca varios continentes, distintos ámbitos culturales y esferas lingüísticas muy disímiles.

Se trata de un paradójico resultado global, si se considera que la telenovela es, en cierto modo, un subproducto de la Revolución Cubana.

A partir de 1959, muchos productores, directores, actores y guionistas de la isla emigraron a Venezuela desde donde transformaron la hasta entonces provinciana y candorosa televisión local en una formidable fábrica de telenovelas de exportación (Martínez, 2005, 07/11/05).

La telenovela es un género que tuvo su origen y se ha cultivado, principalmente, de este lado del mundo.

En 1845 el catalán Jaime Partagás funda (en Cuba) su fábrica de tabacos.  Esa es la cuna, exactamente en 1865, del “lector de tabacalera”: un trabajador que, desde una plataforma o tribuna preparada a tal efecto, amenizaba a viva voz las jornadas de los demás operarios leyendo periódicos y novelas.  La lectura siempre terminaba en un punto álgido y en un “proseguiremos mañana”…Así, los torcedores o tabaqueros, en su mayoría analfabetos, adquirieron un gusto muy refinado por la literatura en cómodas cuotas (…).

Para fines de los años 30, gracias al patrocinio de Colgate y Sydney Ross Company, proliferaron las radionovelas en Cuba.  En 1948, en la emisora CMQ, las 314 transmisiones de “El Derecho de Nacer” de Félix Benjamín Caignet, rompen récord de audiencia.  La radionovela cubana en general se convierte en un producto for export. (Espada, 2004: 12-13).

No es nuevo el gusto por esta narrativa fraccionada.  En el folletín europeo se publicaban en la prensa episodios con elementos del romance y la intriga, de la pasión y lo popular con la condición de un final en suspenso que mantenía a su público en vilo a la espera de la próxima entrega.  Es esa también la condición que rige a la telenovela.

Ahora bien, ¿qué hace que una telenovela con una temática como la que presenta Betty, la fea haya calado en gustos tan disímiles al colombiano y latinoamericano seguidores del género?

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2. El caso de Betty

Betty la fea comienza, desde su presentación, a ser y hacer una parodia de Beatriz Aurora Pinzón Solano.  La apertura presenta una especie de ficha biográfica del personaje donde predomina en imágenes y en la letra de la música que la acompaña, el humor.

La milonga, Se dice de mí, letra y música originales de Francisco Canaro y de Ivo Calay, es una composición que data del año 1954 y a la que sólo se le cambiaron algunas palabras para adecuarse al tema de la telenovela y de la que se tomaron algunas de las estrofas para que la pieza musical, con el tono que se le da a la interpretación, subrayara el tono jocoso que apoya a las imágenes, igualmente jocosas; además de estar aderezada por el  ritmo de la composición original.

Se dice de mí…
Se dice que soy fea
que camino a lo malevo,
que soy chueca y que me muevo
con un aire compadrón,
que parezco un dinosaurio
mi nariz es puntiaguda,
la figura no me ayuda
y mi boca es un buzón.

Si charlo con Luis,
hablando de mí
los hombres están.
Critican si ya,
la línea perdí,
se fijan si voy,
si vengo o si fui.

Se dicen muchas cosas,
mas si el bulto no interesa,
porque pierden la cabeza
ocupándose de mí.

Yo sé que muchos que desprecian con mentiras
y suspiran y se mueren cuando piensan en mi amor.
Y más de uno se derrite si suspiro
y se quedan si los miro resoplando con temor.

Si fea soy,
pongámosle,
que de eso ya no me enteré,
mas la fealdad que Dios me dio,
mucha mujer me la envidió
y no dirán que me enteré
porque modesta siempre fui.
Yo soy así.

Desde el comienzo de la historia se presenta al personaje con un toque divertido –ella se burla de sí misma y se sabe fea-, lo que resulta gracioso -aunque como coloquialmente afirmemos, se ríe para no llorar-, eso formará parte del encanto que provoca en la audiencia, aunado a las vicisitudes del personaje, su solitario enamoramiento y su constante batallar por demostrar que, por encima de esa imagen, está una mujer muy inteligente.

La novela presenta un argumento básico en el que el espacio donde se desarrollan las acciones es fundamentalmente Ecomoda, una compañía en donde tener buena presencia, como eufemísticamente se dice, es una necesidad; por eso ella, Betty, pasa tanto trabajo frente a las modelos como contraste con su propio físico, lo que se pone en evidencia desde la presentación y el primer capítulo.

Betty es una mujer preparada y académicamente por encima de todas las demás, maneja varios idiomas y tiene las destrezas y conocimientos necesarios para poder sobresalir en cargos de más responsabilidad que para el de secretaria ejecutiva por el que originalmente ha acudido a la compañía, sin embargo, es la primera impresión la que queda, al extremo que, de la entrevista de la que somos testigos, no ha entregado junto a su CV la fotografía que debía acompañarla y que, seguramente, habría provocado el rechazo, no sólo de sus servicios, sino de la entrevista misma.

Betty se va a ocupar de ser la mano derecha de su jefe, don Armando, a la larga prueba ser eficiente y responsable y logra colocarse en el cargo que por capacidad y preparación le correspondía.  Por supuesto, mucho del esfuerzo laboral de Betty va también en función de dejar la invisibilidad que su fealdad provoca. El mayor apoyo que va a alcanzar en su trabajo será del llamado “cuartel de las feas”, mujeres que, como ella, se encuentran en una situación similar pues no son sus encantos físicos los que les permiten permanecer en sus trabajos.

Ella está consciente de lo que esta limitación significa y la cámara, al igual que los demás, la mira tangencialmente -en la presentación inicial y en el primer capítulo, para subrayar su físico-, a lo que tenemos que sumar sus atuendos, totalmente inadecuados y pasados de moda, lo que acentúa todavía más su estampa  La paradoja y el contraste se dan entre su entorno laboral, ya que una fea se encuentra en un espacio donde predomina la belleza; y el familiar, en donde su padre la ve como la criatura más hermosa del planeta y la cela del mundo externo y de lo que puedan hacerle a su hija.

La telenovela va a llevar el nombre de Betty, la fea pues así la califican, incluso ella misma, en la empresa.

Ahora bien, ¿qué tiene la historia de Betty que la ha hecho tan fascinante en todo el mundo?  Más allá de lo que representa el personaje, en su historia lo que resalta es cómo la que menos puede sobresalir lo logra, y triunfa por encima de todas las vicisitudes, lo que nos acerca a una construcción muy antigua que está más cerca de lo mítico y que se repite en nuestra contemporaneidad.   En el caso de Betty, la exclusión a la que se ve sometida es por su condición de fea lo que, a su vez, le impedirá temporalmente, el ascenso laboral y social al que por su preparación debería estar en capacidad de acceder.

La sintonía -en su acepción de coincidencia de ideas u opiniones- del público con el personaje se da porque:

La insegura y desguarnecida criatura humana buscó siempre, desde que tuvo conciencia de su desamparo, un modelo a imitar y en quien inspirarse; a quien referir en última instancia sus anhelos y ensueños (…). De aquí los mitos e imágenes procedentes de la ficción (Serrano Poncela, 1966:17).

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3. Los elementos de la historia

En esta telenovela se reúnen los elementos que permiten que podamos leerla con la estructura y elementos de un cuento maravilloso.  Así, uno de los temas populares es el de la criatura que no tiene atractivo físico y que padece esta condición por estar bajo un maleficio del que sólo se libera por su generosidad, valor, por el cumplimiento de una promesa o por amor.  Así:

Los patrones arquetípicos expresan de una manera concreta las principales imágenes y símbolos, se producen en todo el mundo y constituyen un recurso del hombre para entenderse a sí mismo y al mundo que lo rodea. (…)

Su cualidad arquetípica y sus formas simbólicas hacen que los cuentos de hadas resulten de fácil comprensión para distintas edades (…) y que culturas diferentes tiendan puentes y modos de aproximación entre los diversos niveles del entendimiento, no sólo en el ámbito cultural colectivo, sino en el individual humano, mostrando su lado iluminado y su lado oscuro, su conflicto mental y emocional. (Cooper: 1998: 12).

Betty, como protagonista de la telenovela y como personaje, debe enfrentarse a sus propios trabajos, a las “hermanastras” que procuran hacerle la vida imposible, a las pruebas impuestas que debe superar -apoyada en sus capacidades y en los ayudantes que la respaldarán- lo que le permitirá la transformación final para alcanzar la anhelada unión de los contrarios, es decir, la conjuntio: “en la que lo masculino y lo femenino, el Rey y la Reina, se fusionan en la unidad final, el estado en el que ya no existen oposiciones ni conflictos” (Cooper, 1998: 93).

Metafóricamente, ella viste harapos en contraste con sus opuestos que parecen princesas; se encuentra relegada en su lugar de trabajo, a una oficina oscura, húmeda que recuerda a una celda y que equivaldría al ocultamiento, al aislamiento, a estar también, metafóricamente, entre cenizas. Ella también, como la heroína del cuento maravilloso, pasará por un proceso de transmutación y transformación final que sólo alcanzará cuando proceda de sí misma, del convencimiento y reconocimiento de su belleza interior y de su propio ser.

También debemos destacar que nos encontramos en un ambiente sin ambivalencias, categórico, inflexible, donde el mal y el bien están claramente diferenciados para que al concluir el periplo se demuestre que lo bueno es lo que permite superar los escollos y lo malo reciba su sanción.

El estímulo de los cuentos de hadas no sólo incita a hacer bien las cosas, sino que da ánimos al débil para vencer al fuerte.  Hay fuerzas benefactoras que están siempre dispuestas a ayudar y un estímulo final que supera todas las dificultades y triunfa sobre el mal: el patito feo, despreciado por todos, puede convertirse en un hermoso y admirado cisne. (Cooper: 1998: 82).

No podemos olvidar el tema de esta telenovela, la presencia de lo feo, o mejor dicho, de una fea que se destaca por encima de los demás, bien sea por esa característica o por sus conocimientos.

En esta narrativa, las protagonistas, si bien mujeres preteridas por su condición de ilegítimas o marcadas por la sanción de no pertenecer al estatus social de una familia reconocida por sus apellidos y bienes, por sus carencias en educación y medios, por ser madres solteras, etc., tenían a su favor el ser agraciadas, de agradable presencia, de dulce voz, resultaban inolvidables por ser hermosas. 

En el caso de Betty lo primero que se destaca es lo contrario, su presencia física, en general, resulta difícil de dejar atrás, pero teniendo a su favor –y mucho- una preparación académica de la que han carecido otras protagonistas.  El personaje resulta una paradoja, manejado jocosamente, en el género.  De allí no sólo el impacto inicial sino todo el desarrollo de la trama que, igualmente, se lleva de modo que lo trágico se da la mano con lo cómico –en la página principal de Ugly Betty de la cadena ABC, la catalogan como una seriocomedy-, así el televidente no sólo estaba enganchado con la historia que le contaban sino también en el cómo era contada, pues cumplía con la propuesta de divertir.

Se ha establecido socialmente aunque como prejuicio, que la mujer bonita es necesariamente cabeza hueca, Betty es todo lo contrario, en ella se da que tiene contenido pero el recipiente no la ayuda.  Son las paradojas que se establecen socialmente y que van a expresarse en la telenovela, que a su vez van a permitir, igualmente, una identificación del público con el personaje.

Si nos remitimos al Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), la segunda acepción de belleza reza: “Mujer notable por su hermosura”.  Esa cualidad ha sido la ambición de muchas y es hoy un paradigma en la sociedad contemporánea, ser bello, bonito, presentable.  Muchos reality shows apelan a ello, a la baja autoestima, para cumplir el sueño de tantos patitos feos.  Programas como Extreme makeover, Veredict: makeover, The Swan, entre otros, copiados en sus franquicias locales como la de Sábado Sensacional, nos ratifican ese anhelo por la belleza perfecta.  En nuestro país tenemos la versión corporativa, el concurso de Miss Venezuela cuyos intereses llevan:

(…) incluso a cambiar la ordenación política del territorio venezolano, puesto que a fin de justificar la presencia de más misses que estados tenemos en el país, en el concurso de Miss Venezuela vemos representantes de regiones tales como la península de la Guajira, o la de Paraguaná o la Costa oriental del lago de Maracaibo, o bien la coexistencia del Distrito Federal con los dos Departamentos que lo integran, Libertador y Vargas.

El prototipo creado en la Organización Miss Venezuela nada tiene que ver con la venezolana promedio, lo cual es lógico, pues no son las mujeres promedio (…) las que ganan concursos de belleza (Montero, 1998: 115-116).

Sin embargo, una de las razones, quizá la más importante que podemos destacar sobre el concurso es que: “La Organización Miss Venezuela y su producto final, las misses triunfadoras, son un ejemplo exitoso en un país en el cual se hace más énfasis en el fracaso y se encuentran más ejemplos de éste, que de triunfos” (1998: 120).

El tópico belleza es uno de los más importantes elementos en el entorno de Ecomoda, la belleza física permitirá una mejor exhibición de la belleza implícita en el producto de la compañía, el vestido, el traje, la moda. En una palabra lo que hoy día se reconoce como lo fashion.

La belleza que se quiere establecer no es sólo la física sino también la que a ojos vista no está presente.  En esta historia Betty salva a Armando de la debacle económica de la compañía gracias a sus habilidades y conocimientos en el aspecto financiero, eso le permitirá escalar la posición que desde un principio ha debido tener pero que hubo de demostrar para su reconocimiento profesional.  Sin embargo, es él quien desde un principio  apreciará sus cualidades antes que su aspecto.  Él también la salva a ella justamente por eso, porque de ese modo podrá validarse, apreciarse en su justo valor lo que permitirá su transformación, esa ella que siempre estuvo allí pero oculta.

Esta es la transformación mágica que alcanza el amor: el amor maduro y la aceptación de la sexualidad hace que lo que antes fuera repugnante, o parecía estúpido, se haga hermoso y lleno de espíritu (Bettelheim, 1975: 304)1.  Es esa aceptación mutua la que permite la unión de los contrarios a la que antes hacíamos referencia.

Es interesante acotar que en el caso de la telenovela original colombiana, la actriz que encarna a Betty, Ana María Orozco:

A pesar de su belleza y su talento, Ana María tiene que agradecer su actual éxito a una fea y torpe mujer de nombre Betty, de la cual los televidentes colombianos se han enamorado. Es Beatriz Pinzón, una brillante profesional con una inteligencia inversamente proporcional a su belleza. Es la protagonista de Yo soy Betty, la fea. La actriz que le da vida al personaje de moda en Colombia, asegura identificarse a la perfección con su creación, pues hasta los 16 años fue considerada un patito feo, al que ni siquiera sacaban a bailar durante los bailes escolares. A estas alturas de su carrera eso la tiene sin cuidado pues ahora es considerada una de las más hermosas mujeres de la televisión (S/A, S/F, Biografía de Ana María Orozco) (el resaltado es nuestro).

De modo que para encarnar su papel, que biográficamente hablando ha vivido en carne propia, una mujer tan bella debe hacer lo contrario y resultar convincente, lo que consigue pues la teleaudiencia estaba pendiente de cómo se lograría ese doble cambio: de bonita a fea y luego, su transformación de la ficción, de fea a bonita.

En la versión estadounidense que transmite el canal de cable Sony, el lema promocional de la serie es: “En inglés es más fea”.  América Ferrara es quien la encarna en su versión del norte, no es fea como su personaje pero tampoco tiene la belleza de la colombiana.  Ella también se ríe de Betty –papel al que agradece las oportunidades que le ha brindado-, y explica cómo se logra ese look al referirse humorísticamente al proceso de maquillaje, muy minucioso en los detalles, y de mutación con el vestuario y accesorios, como el de bettyficación.  Como en todos los lugares donde se ha transmitido, esta Betty es igualmente un fenómeno mediático, que lleva a extravagancias: “Así será el furor que ha desatado, que la compañía Lloyd`s of London le aseguró la sonrisa por 10 millones de dólares” (Rodríguez, 2007). ¡No sabemos si con o sin los aparatos de ortodoncia!

Ugly Betty, aunque basada en el libro de Gaitán, presenta variantes respecto a la original colombiana.  Betty es una joven mujer estudiosa, responsable, preparada, pero fea y regordeta, que pasa a ser la asistente del editor ejecutivo de la revista Modey logra el trabajo precisamente a eso, su fealdad, pues su jefe y heredero de la compañía, Daniel Meade, es un mujeriego que no perdona a ninguna de sus asistentes y busca en sus aventuras efímeras el piso emocional que no le han brindado sus progenitores; el padre también mujeriego, ha hecho de su esposa una alcohólica que ahoga en su adicción el fracaso matrimonial y su duelo por el hijo muerto. Además, Daniel debe cargar con el estigma de la sombra de su difunto hermano quien luego aparecerá convertido en mujer, pues tenía un serio conflicto con su virilidad.

Lo interesante en esta versión son las diferencias que se establecen en un entorno en el que se deben justificar los personajes.  Betty Suárez proviene de una familia hispana, de modo que ella pertenece a una minoría y debe demostrar que también tiene un lugar en la sociedad norteamericana, su padre, un viudo fiel a la memoria de su esposa, es un inmigrante ilegal con más de veinte años en el país; la hermana, su contrapartida, es atractiva, voluptuosa, sexy pero un embarazo precoz le impidió continuar sus estudios y por eso carece de la educación a la que su hermana sí accedió, y su sobrino, un adolescente de unos trece años que tiene gustos que no entrarían con los corresponden a un muchacho de su edad, pues es un niño al tanto de lo último en el mundo de la moda, toda una paradoja para la imagen del macho latino.  Todos comparten el mismo techo, se apoyan mutuamente, se apañan económicamente y representan lo que la típica familia hispanoamericana es, en oposición a la familia opulenta de los Meade que retrata especialmente sus disfuncionalidades afectivas.

La corporación presenta las típicas batallas por posicionarse en el lugar más destacado. Una bellísima afroamericana –en nuestro país no calificaría así- encarnada por la actriz Vanessa Williams, Wilhemina Slater, quien busca quedarse con el cargo del joven Meade y para ello se vale de todos los puntapiés que pueda propinar con la ayuda de su asistente gay. El cuartel de las feas se reduce a una diseñadora irlandesa encargada del vestuario y que está a la espera de la oportunidad de ser reconocida como tal.

La historia –cuya estructura más que de soap opera, como se le conoce en inglés, es de sitcom –situation comedy-; presenta un caleidoscopio de eventos que contrastan la vida de la familia norteamericana con la de la latina.  El señor Suárez prepara el desayuno –su oficio era el de cocinero- y comparte la mesa con sus hijas -quienes no tienen problema en comer lo que, a su vez, contrasta con las famélicas figuras de la revista- para, de igual modo, compartir su afecto.  Su distracción es ver telenovelas en las que presentan insertas situaciones muy jocosas que parodian el género.  En contraste, el señor y la señora Meade, así como Wilhemina, aparecen como progenitores distantes que pagan por el bienestar de sus hijos pero no expresan ni generan afecto.

En el curso de esta historia no se ha presentado aún –ni se insinúa- el enamoramiento de Betty por su jefe, ella es la asistente preocupada que logra cual deus ex machina, sacarle milagrosamente las patas del barro y enderezar todos sus entuertos. Sin embargo, entre ellos se va creando una relación de afecto y respeto mutuo en el que hay un reconocimiento de sus cualidades.  Betty termina su noviazgo con un joven vecino suyo que al igual que ella es también poco agraciado, que no encajaba con sus aspiraciones personales ni profesionales, hay un flirteo con un compañero de trabajo, del área de administración de la revista ,con el que comparte gustos y talento.

La historia está llena de exabruptos que se presentan típicamente en el género telenovelesco: muertos que reaparecen, eventos del pasado que se reavivan, transformaciones radicales, intrigas que parecen hacer sombra a la vida “decente” de los personajes y, siendo ésta una producción estadounidense, la presencia evidente de las minorías, por aquello de lo políticamente correcto.  Sin embargo, al igual que la versión original, se hiperboliza la imagen de Betty de la que podemos hacer, físicamente, la lectura de un estilo entre demodé y chusco.  Eso también ocurre con la puesta en escena: la casa familiar de los Suárez –donde predomina ridículamente lo que se ha dado en llamar color local-, la de los Meade y las oficinas de la empresa en donde todo es rimbombante.  Pero, aunque el decorado sea artificioso, lo importante son las relaciones interpersonales que predominan en el entorno de Betty y que, generalmente, la ayudan en sus variopintos eventos laborables, como cuando Daniel Meade descubre lo que realmente significa poner en la casa y en familia, la Navidad, es cuando está en contacto y conoce eso que llamamos calor de hogar.

No sabemos qué va a pasar con Betty Suárez. La serie continúa en prime time. Seguramente, con el éxito que se han anotado el canal y sus productores todavía habrá mucha tela que cortar, los personajes están evolucionando, algunos entran y otros salen en ese gran teatro que se presenta enmarcado en Mode.

Hay otras muchas versiones de la Betty de Gaitán, incluso una que transmiten por el canal de cable Cartoon Network, es Betty Toons, la historia de nuestro personaje como niña junto a sus compañeros de la telenovela pero en dibujos animados y, del mismo modo que los personajes de carne y hueso, son una hipérbole de la realidad.  En ellos se presentan las aventuras y desventuras de Betty en la escuela primaria, igual de fea pero como niña, a los nueve años.

Un día llegó al canal una niña vestida como Betty que la imitaba a la perfección, y el autor, Fernando Gaitán, enseguida supo lo que tenía que hacer: un capítulo en la tira en la que Beatriz recordara su infancia y un especial de 5 capítulos para cubrir ese bache vacacional, protagonizado por niños capaces de recrear las mejores escenas de la novela.

Así, mientras se elegía a los pequeños en un casting multitudinario, nacía la idea de convertir la historia en dibujitos animados, idea que hoy es realidad y se llama “Betty Toons” (www.comics.com.ve).

Hay una serie argentina cuyo argumento parece estar emparentado con la historia de Betty, la fea; Patito Feo, sin embargo, entre sus créditos no aparece el nombre del colombiano ni que haya estado inspirada en su guión original, pero la similitud de la jovencita protagonista con la imagen de Betty va más allá de las coincidencias: lentes gruesos de pasta, aparatos de ortodoncia y carita de tonta. El grupo etario al que va dirigido y que representa, es el de adolescentes en un período de intensos cambios personales y físicos buscando identidad.  Ha tenido un éxito importante en su país de origen y en otros donde se ha transmitido (en Venezuela lo transmite el canal local Televén en horario vespertino), esa importancia la podemos medir en el hecho de estar en la programación del canal de cable Disney Channel para Latinoamérica. 

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 4. A modo de conclusión

La historia de Betty, la fea, en cualquiera de las versiones en las que se cuenta como telenovela, serie o incluso, como dibujo animado, repite el éxito que obtuvo en su primera transmisión, éxito que motivó una segunda parte como serie con un número determinado de capítulos, Ecomoda, que contaría la vida posterior de nuestros personajes, pero, a pesar de haberse generado a partir de ese fenómeno que fue la telenovela, no tuvo mayor trascendencia, no tiene una página oficial en la red, no se presenta la sinopsis de la historia y, lo más triste, la gente no la recuerda.  Aquí se cumple aquello de que nunca segundas partes fueron buenas.  La maquinaria detrás de esta serie no pudo con una historia que no atrapó al público televidente.  Lo que nos lleva, de nuevo, a la historia inicial.

Betty, la fea, cumple con los elementos arquetípicos que identifican a quien la ve con lo que está viendo. Parafraseando el dicho: la historia de la fea la bonita la desea. Ese público sigue y se divierte con la historia de Beatriz Pinzón Solano pues de alguna manera, ésa es también su historia y el final permite el triunfo de la que no tendría que haberlo alcanzado.  Betty alcanza su propia transformación pero logra, así mismo, que la empresa reconozca a ese público a quien también puede y deben llegar sus productos, así, con los cambios que se operan en la compañía gracias al nuevo cargo de Betty, el desfile final de la última producción de Ecomoda está dirigido no a la figura excepcional de las modelos que hicieron vida en ese ambiente, sino a la de la mujer común que está representada por el “cuartel de las feas” y son ellas las que presentan esos atuendos.

Betty, como en todo final feliz que se respete, se casa con Armando, y como toda pareja, busca formar una familia.  La escena final, el cierre de la historia, nos presenta a los personajes que han acompañado a nuestra heroína cuando van a conocer a su recién nacido que hereda las características de su madre, parodiando lo que ha sido la entrada de la telenovela…¿la historia volverá a repetirse?  No lo creemos, ya nuestro personaje ha superado sus conflictos, tiene piso emocional y seguramente sabrá transmitírselo a sus hijos, pero el final indica que no se cierra un círculo se abre un ciclo.

Podríamos decir de Betty la fea, lo que María Tatar (1999) afirma de La Bella y la Bestia:

Lo que hace a esta historia especialmente atractiva es la forma cómo está profundamente atrincherada en el mito del amor romántico aun cuando su energía representacional está canalizada en las tensas negociaciones morales, económicas y emocionales que complican los rituales del cortejo (1999: 25)2.

En esta telenovela que ha alcanzado éxito global y ha superado las barreras del lenguaje y de las diferencias culturales se establece, como afirma Savater de los cuentos que:

(…) no son brutales ni enseñan a serlo: son crueles, a menudo feroces, pero siempre defienden la pureza valerosa que en el hombre remedia y vence lo cruel y lo feroz.  No dicen que la vida sea idílica, tranquila, armónica, siempre gratificante: dicen que para quien lucha bien, la vida es posible sin dejar de ser humana (1990).

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5. Referencias Bibliográficas

  1. Bettelheim, Bruno (1989). The uses of enchantment.  The meaning and importance of Fairy Tales.  New York: Vintage Books.
  2. Cooper, J.C. (1998). Cuentos de hadas. Alegorías de los mundos internos. Barcelona: Editorial Sirio.
  3. Delgado Arria, Luis. (2008). “Betty la bella.  Nuevos patrones de belleza femenina en el re-orden identitario globalizado”. [Documento Electrónico].
  4. Espada, Carolina (2004). La telenovela en Venezuela. Caracas: Fundación Bigott.
  5. Martínez, I. (2005, 07/11/05). Global Soap. El Nacional, S. A8.
  6. Montero, Maritza (1998). “Identidad, Belleza y cultura popular”. En Venezuela: tradición en la modernidad. Caracas, Fundación Bigott y Ediciones de la USB.
  7. Rodríguez, Magaly (2007, 18/11/07). La otra cara de América. Todo en domingo [Suplemento de El Nacional], (422).
  8. Savater, Fernando (2008, 01/07/08). Lo que enseñan los cuentos. Papel Literario [Suplemento de El Nacional].
  9. Serrano Poncela, Segundo (1966). Literatura y subliteratura. Caracas: Ediciones de la Biblioteca de la UCV.
  10. S/A (S/F). Biografía de Ana María Orozco. Documento en línea en:  http://www.anamaria-orozco.com/Biografia.htm (01/07/09)

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NOTAS:

1. This is the magical transformation which love achieves: mature love and acceptance of sex make what was before repugnant, or seemed stupid, become beautiful and full of spirit. (Las traducciones son nuestras).

2. What makes this story especially attractive is the way in which it is deeply entrenched in the myth of romantic love  even as its representational energy is channeled into the tense moral, economic, and emotional negotiations that complicate courtship rituals. La traducción es nuestra.

 

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Universidad del Rosario / Universidad de Los Andes / Universidad Complutense de Madrid - 2015

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